allí estaba ella, al final de la barra, jodida y radiante y yo me enamoré. quién no se ha enamorado al pie de una barra.
esa historia no es suya. yo se la conté. aquella noche se había colocado debajo de una de las pocas luces del garito y el color pálido de aquella bombilla no le hacía justicia. se le marcaban las ojeras de muchas noches sin dormir, se la veía más cansada y mucho más delgada que la última vez. no sabría decirte cuánto tiempo hacía. el caso es que no pude evitarlo y me acerqué a ella. ya sabes que soy hombre de poca voluntad.
el camarero me sirvió una copa. ella ni siquiera me miró, pero ya me había reconocido. empezó a recordar con amargura los tiempos en los que aún salía de aquel bar, aquella noche que vagamos por las calles de madrid sin rumbo fijo y que descubrimos que la ciudad no dormía, que muy al contrario estaba aún más viva bajo el oscuro cielo de noviembre.
me dijo que desde que no nos veíamos todo había cambiado, que todo era aún más difícil. que ya no éramos niños, que lo que un día fue futuro ilusionante, hoy se había convertido en presente inútil e incierto. que ya no tenía ganas de luchar contra la marea del miedo. que nada le había salido en años de un viaje desolador por la vida. que no había encontrado puertas abiertas ni compañeros de huida.
y yo recordé lo mucho que había creído en ella. sus ojos eran más tristes pero tenían aún ese brillo de antaño, guardaban una promesa, una caja de sorpresas que nadie había abierto porque nadie se había acercado a ella. pensé que había llegado el momento de sacarla de aquel bar, de enseñarle otra luz distinta de la de aquel antro asqueroso. pero no lo conseguí.
ella prefirió quedarse. y yo vuelvo cada noche para convencerla. creo que estoy volviendo a enamorarme. lo sé, y ya te lo dije, soy un hombre débil.
Cerca del cielo
Hace 1 mes
6 comentarios:
Aunque ya te lo había dicho, te lo repito, tú tienes talante de escritor, mismamente. ;D
Oye, ¿por qué no te aventuras a escribir un relato? Me refiero completo, no post a post (que también tiene su encanto, sigue con el de la barra :D); y lo publicas en el blog, eh?!?!? Bueno... si tu apretada agenda te lo permite.
Saludos
PD: A ver cuándo vuelves al sur!!!
Algún día, aunque sea.
Relatos estupendos. Trozos de vida. Quién no ha soñado alguna con algo parecido?
Ummm pues vaya que más o menos si tenía algo en común con mi introito, genial, muy buen relato, me encantan las barras de bar las ojeras y las mujeres que no quieren salir del antro :)
Un besete
Vaya, vaya, yo mismo, has vuelto y además a lo grande. Pedazo de escrito el que te has marcado. Me alegra "volver a verte" de esta manera. Bueno, en realidad, siempre me alegra volver a verte.
¡Un beso! :)
Vaya un micro-relato muy interesante, pero me he quedado con ganas de más ¿rescatará del antro a la chica? ¿podrá volver a enseñarle la belleza de la ciudad cuando el manto de la noche la hace parecer dormida? Cuenta el final!! Estoy de acuerdo con abel, este relato merece ser más largo. No es justo dejarnos con la miel en los labios.
Un saludo.
"... jodida y radiante"
me gustan mucho esas dos palabras que suelta el serrano antes de su canción
brindo por un presente cierto y más sencillo que los de entonces
por la suerte que es poder volverse a enamorar de alguien
un abrazo muy grande
qué bien que regresaste!
otra sin voluntades
Publicar un comentario