3.6.09

pantalón verde, chaqueta gris (capítulo 3)

craso error. el tipo era negro, ¿lo he dicho? bueno he mencionado su oscura tez. suficiente, al fin. aunque tampoco tiene tanta importancia, era sólo un apunte. el caso es que el tipo no dejaba de balancearse, adelante y atrás, adelante y atrás... cual péndulo basculante. parecía algo nervioso, ¿llegaría tarde y ya no era bien recibido en aquel lugar? quizá pensara volver a casa... y ¿qué me dices de ese puñetero libro al que no prestó atención ninguna en todo el tiempo?

a vueltas con estas intrigantes cuestiones... aquel tipo seguía con lo suyo. con una diferencia. ahora tocaba el marco de la puerta, bordeándolo con sus torpes dedos... rozándolo como si buscara algo, como si hubiera un botón que abriera la puerta o, para qué engañarnos, algo más común... una simple llave. da igual, aquella puerta no se abrió. de repente abandonó su pose de pies estáticos y tronco móvil y la cambió por una totalmente inversa. empezó a caminar alrededor del edificio. mirando a través de las ventanas. aunque extrañamente, apenas movía cualquier otra parte del cuerpo por encima de la cintura.

aquella se estaba convirtiendo en una estampa demasiado tétrica para las tempranas horas en las que nos encontrábamos. demasiado, sí. entonces... ocurrió lo que ambos llevábamos esperando un buen rato. alguien detrás de la puerta hizo un ruido, sonaron varios pestillos descorriéndose, una llave desencajando candados y un gran chirrido que dejó aún más muda la muda plaza en la que nos encontrábamos.

una persona blancuzca, casi transparente y tan delgada como cualquier grieta en aquella vetusta pared apareció en el hueco de la puerta y profirió un sonido parecido a una voz susurrante... no oí muy bien aquello que dijo, pero a tenor de lo que ocurrió después, le invitó a pasar y muy probablemente, también se disculpó por haberse hecho esperar. esto último es mera suposición... pero no habría estado de más.

aproveché aquel instante de pequeño ajetreo para acercarme sigiloso, pero tan rápido como pude. tanto, tanto, que apenas llegué a ningún sitio y la puerta ya se había cerrado. así que no me quedó más que observar, atónito, a través de ventanas sucias como lodazales, lo que allí mismo estaba ocurriendo...

al principio no lo entendí demasiado. luego empecé a hacer cálculos centesimales e inventé posibles soluciones a aquel extraño evento.... al final lo supe. al final pude comprender de qué se trataba... en aquel mugriento sótano una panda de raros especímenes humanos se habían dado cita y no parecía que fuera la primera vez. grandes hombretones sin gusto modístico, finas azafatas de conferencia translúcidas como una hoja de papel de fumar, pequeñuelos ancianos con gafas de culo de vaso, mujeres ataviadas con delantales estrambóticos, jóvenes inflados a palomitas de maiz de ojos torcidos, colegialas sonrientes vestidas de uniforme y pelo rojizo que mascaban chicle sin cesar y en el centro de aquel tumulto, un alguien distinto vestido de esmoquin, dirigiendo el cotarro, creí yo.

lo más incierto de todo, o quizá lo único cierto... era que todos miraban la misma portada de libros distintos. todos los habían leído... aquello era un club de lectores. un raro club de lectura... y todos hablaban y hablaban, a veces todos a la vez, a veces de uno en uno... a veces con ellos mismos. estupefacto, extrañado porque en aquel lugar recóndito existía vida, vida inteligente... y asombrosamente yo, que tenía trabajo pendiente en la oficina, no supe más que tocar la vieja puerta de entrada, para pedir por favor, un lugar en tan magnífico sitio.

6 comentarios:

Lucina dijo...

La lectura resultó ser el motivo exquisito entre las diferentes personalidades.
Bonita y atrapante historia.
Un beso grande

Pd: Hay algo que me intriga, estimado escritor, tu nombre.

tu nena dijo...

a mi también me has atrapado y no dudo que lo que escribes aquí en unas pocas líneas puedan pasar a muchas hojas de papel, deberías intentarlo :)
un besito guapo

maria jose dijo...

Yo pienso igual que tu nena.Deberías intentar la aventura de escribir más en serio.Y,por cierto,en ese sorprendente club de lectura tú tendrías un lugar destacado.

Siento haber llegado tarde a esta entrada,pero estoy tan cargada de trabajo que ni enciendo el ordenador.

Un beso para los dos.

Eclipse dijo...

(no te preocupes por demoras al leer y respoder, estos tiempos son difíciles para todos...)

genial el giro de la lectura. las historias de bibliotecas siempre son bienvenidas!!
besos

Claudia dijo...

Como tonta he empezado por el capítulo 3, tendré que empezar a leerlo por el principio.

Castigadora dijo...

Oh! Sorprendente final. Como me gustó esta historia donde la pasión por las letras puede reunir a tan diversa "fauna". Como siempre un placer pasar a leerte.

PD Yo también quiero un hueco en esa sala de lecturas.

Saludos

 
Copyright 2010