28.3.11

habitación número doce

aquel maldito hijo de perra sólo pensaba. cavilaba. y punto. ese era su rollo. todo su trabajo era ese. así que se pasaba millones de horas cada día encerrado en su habitación, mirando por la ventana y viendo a las niñas entrar al colegio. el tipo no hablaba ni aunque le encendieras una cerilla en las durezas de los pies. qué más le daba el mundo. sólo aquella ventana y su asqueroso mundo interior.

tenía la cabeza como una jodida bola de nieve. excepto en la nuca, donde el pelo se le coreaba de un amarillo pollo poco descriptible. su cara era toda ella una arruga octogenaria. y un pendiente en la oreja derecha me hacía recordar que había sido un famoso pirata –o eso decía él– cada vez que le veía.

valiente bastardo. le alquilé la habitación número doce, esa que está al lado de la salida de incendios, tenía que haberlo mandado al motel posturitas... era tan absolutamente disperso que más de una vez se quedó atontado pensando en sus cosas y dejó caer un pitillo encendido a la moqueta y claro, el tipo ni se enteraba. qué se va a enterar ese. así que medio hotel tenía que salir corriendo asustado con la alarma de incendios. menudas humaredas.

lo odiaba. lo odiaba tanto que le subí el alquiler varias veces, pero el tío ni se inmutó. eso sí, yo gané lo mío. no lo soportaba. en las comidas, siempre venía con ese aire nauseabundo de intelectual comepapeles. siempre soltaba alguna cita que no entendía ni su padre. y siempre me miraba con esos ojillos de rata, como diciendo, soy mucho más interesante que tú, botones de mierda.

y todo esto hasta que un día a finales de junio, así, porque sí, me dijo que se iba. que ya no podía pensar más en mi hotel. que había una energía extraña. un no sé qué, que no sabía él. y que me andara con ojo, que eso no tenía que ser bueno. así que cogió sus cosas –un petate mugriento, medio vacío y una maleta trolley último modelo, cargada de libros escritos en dios sabe qué idioma– y se marchó.

luego me enteré de que se había ido porque a las niñas les habían dado las vacaciones en la escuela y ya no salían a hacer gimnasia al patio. asqueroso...

2 comentarios:

info@alkorkonita.com dijo...

valla otro copy pederasta...
que mal anda el mundo!

maria jose dijo...

La verdad es que me chocaba bastante la cantidad de calificativos tan desagradables que has empleado a lo largo del post...Tú siempre tan tierno...

El pederasta se merece esos y otros muchos más y sobre todo estar a buen recaudo.

Me encanta que escribas de seguido.

Un beso para los dos.

 
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