alguien en la calle viste una camiseta en la que puedes leer "i sold my soul for a dollar twenty-five". él la mira y sonríe. hacía tiempo, él habría hecho lo mismo, habría vendido cualquier cosa por cualquier suma de dinero mayor a la que llevara en el bolsillo en aquel mismo instante. habría vendido su alma, su pitillera, sus zapatos o la camisa de armani más cara de su armario. habría vendido cualquier cosa por un precio adecuado o como el siempre dijo "por el precio de mercado +1 o -1, lo importante es vender". a quién le importa cuál era la actividad de su empresa. a quién le importa en qué lugar del mundo esto estuviera pasando...
el negocio era la razón más importante de su vida. el negocio había adormecido el resto de sus experiencias. su mujer, a la que casi nunca había hecho demasiado caso, lo había dejado a mitad de la década anterior; sus hijos apenas hacían llamadas a su teléfono fijo, tampoco a su móvil, no le escribían cartas, ni mensajes en el facebook... apenas quedaba algunas noches con sus viejos amigos para tomar unas copas antes de ir a dormir, ya no hablaba con nadie más que su secretaria y los pocos clientes que le quedaban. su vida se estaba volviendo más gris que de costumbre. ahora que casi no tenía trabajo, se daba cuenta de que tampoco tenía vida.
el negocio daba las últimas bocanadas de un aire putrefacto mientras él intentaba no darse cuenta. pronto no habría más dinero que para pagar a los acreedores y firmar el finiquito de los trabajadores. pronto no habría más que cerrar la puerta desde fuera, por última vez. "el negocio", "el negocio", "el negocio"... aquellas dos palabras no se iban de su mente ni un sólo instante. no lo habían hecho en años. y ahora todo se iba al traste... todo se rompía...
todo... y entonces, fue él quien desapareció. fue él quien salió del edificio, cogió el primer taxi que pasaba por allí y dijo "al aeropuerto, por favor". huyó... corrió... no sé cuál fue su siguiente destino, no sé qué fue de él después de todo, no sé si volvió a casarse, si montó un nuevo imperio... sólo sé que volvió a esconderse, como siempre había hecho, volvió a escapar de sus problemas, como cuando no llegaba a casa hasta que todos dormían.
6 comentarios:
Ahora habrá muchos de estos avestruces con la cabeza escondida...
saludos y salud
me hizo acordar muchísimo al personaje de la novela "El plan infinito", de Isabel Allende...
interesante!
muchos muchos besos desde aquí
"Si no trabajas para vivir, acabarás viviendo para trabajar"
Gente que se esconde, gente que nunca supo enfrentarse al problema más grande de todos. huír.
Un saludo.
Que intenso..
Como si huir resolveria su vida..optó por lo más facil, desresponsabilizarse.
Un beso
Anonadada, por una situacion similar.
Hay dias en los que apetece caminar, y caminar, sin sentido... Pero tanto como huir...
Yo no quiero huir... Yo sólo quiero despertar.
Siempre he pensado que la gente que gasta todo su tiempo en trabajar lo hace porque no está a gusto con su vida,o porque tiene miedo de volver a casa...
Esa gente,gente real que conocemos, sólo tiene dinero,pero es muy pobre.Igual de pobre que tu personaje.
Publicar un comentario