320 segundos, 5 minutos y 20 segundos... tumbado en aquella cama. asfixiado por lo que ella acababa de decir. bueno... no acababa. ya hacía más de cinco minutos que lo había hecho.
la vida puede cambiar tanto en tan poco tiempo. "qué quieres que te diga", pensó por fin. "a mí no me da la gana. no me da la gana de que lo hagas. no me da la gana de que lo hagamos. y no. no voy a hacerlo. no me lo vuelvas a pedir. no quiero hacerlo. no voy a hacerlo. me da igual si te enfadas. si me dejas. si te pierdes. no voy a hacerlo. no me vas a convencer. esta vez no. esta vez no. olvídalo. olvida que esta noche hemos dormido juntos. y olvida los dos últimos meses. olvida que la historia empezó. olvida que te dije lo que sentía, una tarde de otoño cuando las hojas amarillentes aún se sostenían en los árboles. olvídalo. porque esta vez no. esta vez no me vas a convencer. no. y no es que no. no es no. un no, es un no."
- ¿qué me dices?
silencio. no dice nada. nada de lo que pensaba podía salir de sus labios. nada podía inflar su garganta, ni siquiera una pizca de aire podía atravesarle las cuerdas vocales para expresarse. silencio rotundo. negro. silencio absoluto. no, un pajarillo cantaba al otro lado de la calle. por lo demás, silencio. alguien esperaba su respuesta. pero no podía hablar. no podía hablar. pero sí podía pensar. podía seguir pensando. la ruleta de su mente no dejaba de girar, no dejaba de llevar ideas a su cabeza. ninguna posibilidad de sí. todas eran no. todo era no. todo era no. no había más. tenía que decirlo. "venga, díselo, dile que no. dile que no. que no. que no..."
- que sí.
- ¿sí? ¿de verdad? ¿sí de verdad? ¿de esos de verdad? ¿de los que no son un no? ¿sí? ¿un sí que es un sí? qué bien... es genial... ya verás lo bien que vamos a estar viviendo juntos.
y el no se convirtió en un sí y el sí en un abrazo y el abrazo en un beso y lo demás... lo demás no quise saberlo.