30.10.07

volvimos a vernos (iii)

hola, ¿estás en casa? si aún no te has dormido coge el teléfono. ya sé que es bastante tarde, ya sé que mañana tienes que ir a trabajar pero necesito hablar contigo. estoy nervioso, tengo ganas de gritar, la vida está a un segundo de escapárseme de las manos, estoy a punto de hacer una locura, me voy de aquí, me voy lejos, muy lejos. cuando sepa dónde estoy te llamo. no creo que tarde demasiado, pero es que ahora no sé nada, no sé qué voy a hacer.

bueno, espera, voy a tranquilizarme. ya sé que querrás saber de qué va todo esto. no tengo mucho tiempo pero allá va.

esta noche he llegado al bar y no estaba allí, no estaba sentada en la barra bajo esa luz fea, y tampoco en el rincón donde se había sentado anoche. no estaba. le he preguntado al camarero y me ha dicho que no había vuelto desde entonces. no he podido evitarlo, automáticamente he pensado en su amenaza "quizá una noche ya no me encuentres aquí". pero luego he pensado que no puede hacerme esto, que me pidió ayuda y que yo estaba dispuesto a dársela.

he pedido una copa y me he sentado en algún sitio libre. he esperado durante un par de horas y no ha aparecido. no ha venido al bar. ya no sabía en qué pensar. me estaba agobiando allí adentro, así que he pagado y me he marchado. el camino a casa ha sido insoportable, jamás se me había hecho tan largo, no podía dejar de darle vueltas a la situación: qué se supone que había hecho mal, cuándo me engañó que no me dí cuenta, tan tonto fui para fiarme de ella, ya se fue una vez y otra vez me ha dejado plantado. aunque bueno, ya me avisó, no sé de qué me quejo.

por fin he llegado al portal y mientras abría he oído una voz: "¿puedo subir contigo?". era ella. y he respirado tranquilo.

hemos estado hablando y dice que no puede estar más tiempo en esta horrible ciudad, que quiere irse, que quiere que la lleve a otro lugar. y ya te lo he dicho, estoy dispuesto a hacerlo. creo que nos vamos al sur, cuando lleguemos te llamo. un abrazo.

29.10.07

volvimos a vernos (ii)

¿sabes? anoche volví a verla. no estaba sentada bajo aquella triste luz amarilla. parecía escondida parapetada detrás de la barra, cerca del baño. apenas su silueta se dibujaba en aquel rincón oscuro y su mirada, como suspendida, se perdía en la espesa bruma del bar. no tardé en acercarme a ella y como era costumbre, ni siquiera me miró. cogió su copa, dio un trago largo y pausado, como la vida que llevaba, y me habló:

- ¿por qué has estado tanto tiempo viniendo a verme?
- no lo sé. supongo que estoy enamorado de ti.
- no quiero que te enamores de mí. ¿no te das cuenta de que puedo volver a escaparme? quizá una noche ya no me encuentres aquí.
- correré ese riesgo.
- no, no quiero tenerte como a un perrito faldero. quiero estar aquí, a solas, sin nadie a quien rendir cuentas. me gusta vivir así, al fin y al cabo, es como he vivido durante toda mi vida.
- no me importa.
- no, vete. te juro que te haré daño, que un día te joderé tanto que odiarás haberme encontrado de nuevo. y luego me iré de aquí y no volverás a verme, no quiero que vuelvas a verme, no quiero que te preocupes por mí, no quiero que estés cerca, que me toques, no te quiero.

no pude articular palabra. a decir verdad no me imaginaba que aquello pudiera acabar de esa manera. así que me levanté y ya me iba cuando...

- quiero irme contigo. llévame lejos de aquí, llévame a ese lugar del que tantas veces me has hablado, a ese rincón cerca de ningún sitio donde no hay nadie más que tú. dónde puedas cuidar de mí y hacer que sienta que aún valgo para algo.

entonces volví a enmudecer. me quedé como petrificado, ya no sabía si había oído lo que había oído. me di la vuelta y sus ojos estaban llenos de lágrimas, temblaba. volvía a ser aquella muchacha indefensa que yo había conocido, la misma que en los años de universidad había sido mi compañera inseparable.

esta vez no voy a dejarla marchar. contéstame cuando leas esto. ahora tengo que irme, he quedado con ella en el bar.

25.10.07

volvimos a vernos

allí estaba ella, al final de la barra, jodida y radiante y yo me enamoré. quién no se ha enamorado al pie de una barra.

esa historia no es suya. yo se la conté. aquella noche se había colocado debajo de una de las pocas luces del garito y el color pálido de aquella bombilla no le hacía justicia. se le marcaban las ojeras de muchas noches sin dormir, se la veía más cansada y mucho más delgada que la última vez. no sabría decirte cuánto tiempo hacía. el caso es que no pude evitarlo y me acerqué a ella. ya sabes que soy hombre de poca voluntad.

el camarero me sirvió una copa. ella ni siquiera me miró, pero ya me había reconocido. empezó a recordar con amargura los tiempos en los que aún salía de aquel bar, aquella noche que vagamos por las calles de madrid sin rumbo fijo y que descubrimos que la ciudad no dormía, que muy al contrario estaba aún más viva bajo el oscuro cielo de noviembre.

me dijo que desde que no nos veíamos todo había cambiado, que todo era aún más difícil. que ya no éramos niños, que lo que un día fue futuro ilusionante, hoy se había convertido en presente inútil e incierto. que ya no tenía ganas de luchar contra la marea del miedo. que nada le había salido en años de un viaje desolador por la vida. que no había encontrado puertas abiertas ni compañeros de huida.

y yo recordé lo mucho que había creído en ella. sus ojos eran más tristes pero tenían aún ese brillo de antaño, guardaban una promesa, una caja de sorpresas que nadie había abierto porque nadie se había acercado a ella. pensé que había llegado el momento de sacarla de aquel bar, de enseñarle otra luz distinta de la de aquel antro asqueroso. pero no lo conseguí.

ella prefirió quedarse. y yo vuelvo cada noche para convencerla. creo que estoy volviendo a enamorarme. lo sé, y ya te lo dije, soy un hombre débil.

4.10.07

puntos suspensivos

y llegó octubre y volvieron las carreras camino de la universidad, los "uff, ¿otra vez?" en los pasillos y los bostezos mañaneros escuchando la perorata, a veces, excesivamente soberbia de algún que otro profesor que no sabe ya en qué tiempo vive.

lo que no ha llegado es la autopista de la información a la pequeña habitación que regento en un lugar indeterminado de la geografía madrileña. mis lectores me perdonarán, seguro. intentaré no demorarme demasiado. no obstante, espero poder contaros alguna que otra historia en este tiempo.

un abrazo a todos.

p.d. quiero mandar desde aquí un sentido recuerdo para mandarina azul, amiga inseparable de las historias trucadas y de la buena música. te echaremos de menos. (por cierto, tenéis un link a su prolífico blog en este rincón).
 
Copyright 2010