26.9.08

otoño

las lágrimas rodaban por sus mejillas como resbalaban las gotas de agua tibia por el cristal de la ventana. aquella mañana triste de invierno, apenas había hecho más que leer las cartas abandonadas encima de la mesa. cartas que durante años habían permanecido ocultas en un cajón perdido del desván. y que sin saber la razón había ido a buscar la noche anterior.

delante de un café recién hecho se desconsalaba recordando aquellos días felices, aquellos días azules que no volverían. azules como en la canción, como los que ya no existían. azules como el paso del tiempo, como el horizonte olvidado. azules como su pijama preferido, como este cuaderno de notas deslabazadas, como el espejo en el que se miraba. azules eran los días en que él aún estaba.

el otoño había llegado. todo se humedecía, todo acababa empapado. sus ojos no iban a ser menos. su boca, seca, añoraba unos labios que besar, unas manos que la acariciaran, unos brazos que la rodearan, que la protejieran del mundo y del invierno, del año que acababa, de la vejez, de la historia, del miedo... sentía que había dejado de vivir cuando él se fue y sin embargo, habían pasado muchos, muchos días que ya eran grises y no azules.

el otoño la transformaba, contagiaba su estado de ánimo y la bendecía con una sensibilidad amarga, sucia... y muy triste. otoño, el otoño llegó hace días. y yo vuelvo a la rutina... una semana y vuelven las clases como vuelven las horas que no se quieren, como vuelven también esos días azules.

10 comentarios:

Abel dijo...

Saludos! Tú mismo!

Castigadora dijo...

Mismo, creo que el otoño te hace sentir como a mi. Vuelve el trabajo, (que no las clases) pero por lo demás es identico.

Un beso

Eclipse dijo...

un abrazo que nos salve de envejecer...
me quedo con esa imagen tristísima y elocuente.
me alegro que hayas vuelto al blog.
sigue en pie aquella propuesta.
Jor y yo esperamos ansiosas un SI.

Anónimo dijo...

Vuelve el otoño y con él la rutina y la normalidad.A veces la rutina y la normalidad se agradecen porque nos disciplinan.

Muchas veces a mí me pasa como a tu protagonista y me emociono si me da por releer viejas cartas,sólo que yo no me quedé sola un día triste de invierno.Por suerte llevo muchas estaciones con ÉL.¡Bendita diferencia!¿No crees?

Un beso grande para los dos y a encarar las clases con alegría.

Pandora dijo...

Y los días azules, ¿vuelven? Cuando todo se transforma en gris es difícil encontrar de nuevo el azul entre esos resquicios pequeñitos que a veces parece que vislumbramos...
Me gusta mucho tu blog.
Un saludo.

Elegi@ dijo...

azul. aqui es mas bien brillante y fresco blanco, aunque ahora ando un tanto gris. No puedo agregar mucho a lo que escribes, se me han fugado las musas. Cuidate amigo mismo igual.

Sara dijo...

Los días azules nos traen el miedo, al menos, eso es lo que a mi me ocurre...

A ella le dolió tanto recordar esas cartas porque había pasado mucho tiempo.

Al principio, cuando apenas habían pasado unos meses desde que él se había marchado, miro las cartas y le dolío, pero no de una forma tan amarga como hoy.

¿Sabes por qué? Porque el paso del tiempo se llevó las oportunidades de soñar, los días pasaron marchitos y sabiendo que nunca volverían a vivir, y cada día nuevo es más díficil volver a ser féliz...

Es el otoño...

Alicia dijo...

Muakkkk

Jorgelina Mandarina dijo...

Es raro leer de otoños cuando en este lado del gran charco azul estamos en plena primavera.

Ya es un si waterproof, esperemos ahora a que llueva!

Un abrazote amigo, pasar por estos lados es algo simplemente maravilloso.

TUITA dijo...

El otoño no me gusta, he de ser sincera. Prefiero el verano, porque da una sensación de "buen rollo".

Besos

 
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