9.12.08

carne



cuatro días después la ciudad anochecía más serena, algo más conocida, mucho más entrañable... apenas algunos rasguños en el cuerpo y el corazón ajado por la dulce derrota que me había condenado a noches de cama y ojos abiertos pensando en ella. cómo no. sólo habían pasado cuatro días y para mí habían sido todo un mundo.

salí de casa por primera vez tras su partida. la luz de un sol moribundo apenas reflejaba en los canales la historia de una ciudad con nombre pero sin ley. altos señores de abrigo estrecho y sombrero ancho deambulaban, conversando de temas intrascendentes, en busca de señoritas de vida alegre. mientras tanto, yo los observaba instalado al otro lado de un gran ventanal amarillento por los años y los pocos lavados. en un bar cualquiera, de esos que nadie ve pero que siempre están.

ella que no salía de mi mente. aunque en realidad, no lo entendía demasiado. siempre me había creído un hombre rudo, fuerte... alguien... cómo decirlo, con más cabeza que corazón. en fin... debí pensarlo mejor. decidí no volver a prestarle atención, ya no importaba... no importaba, me repetía. así que saqué el cuaderno que siempre llevaba conmigo y lo coloqué junto a la cerveza caliente que el camarero había traído a mi mesa.

lo mejor sería empezar por algo sencillo. sí, algo que no tuviera demasiada historia. por eso intenté esbozar algún retrato anónimo, alguna cara desconocida de las que pasaban por delante del cristal, no tendría que ser difícil, lo había hecho tantas veces que casi podía escribir un tratado para hacer retratos. pero en aquella ocasión era imposible. ni siquiera era capaz de sostener el lapicero entre mis dedos, apenas había trazado unas líneas, se me nublaba la vista y todo lo que conseguía era otro dibujo de su cuerpo desnudo sobre una cama deshecha.

¿pero cómo? lo intenté decenas de veces y siempre acababa de igual manera. ojalá hubiera sabido la forma de acabar con aquella pesadilla recurrente... prometo que quise hacerlo, que quise terminar con todo. pero no pude. así que después de un rato, pagué y me fui de aquel sitio. caminé durante mucho tiempo sin rumbo fijo, sin pensar, sin mirar a nada ni a nadie, sólo sintiendo el frío en mi cuerpo, sólo intentando ser anestesiado por la magia de esta ciudad que no perdona ni aburre.

y bueno, al final... ya sabes... mis pies volvieron a jugarme una mala pasada y sin poder remediarlo acabé detrás de una de aquellas ventanas de reflejos rojos y cortinas de terciopelo. sí, y de nuevo junto a ella. de nuevo en aquel barrio de aguas tempestuosas y pantorrillas descubiertas. otra vez allí. la carne es débil... y, por lo visto, yo soy sólo carne.

15 comentarios:

yo mismo dijo...

amsterdam... ciudad de canales, puentes e historias. amsterdam me dejó prendado y hoy mi mundo se ha vuelto un poco holandés. pinceladas de un lugar distinto al que hay que volver... besos y gracias por venir.

Anónimo dijo...

Sí,se nota que te ha gustado esa ciudad.Te ha sentado bien visitarla.Siempre te sienta muy bien viajar.

El post y la música,estupendos,como siempre.

Un beso para los dos.

Alicia dijo...

tengo ganas de ir...

Lucina dijo...

La fusión de la música y tus letras, hacen un momento muy agradable.
Un beso

Eclipse dijo...

Ufff... me pareció intensísimo este relato, como para desarrollar mucho más. me gustó, naturalmente, me alegra que viajar te deje con estas historias y que puedas compartirlas.
besotes!!

Belén dijo...

Amsterdam si es bonito, como tu relato... a veces merece la pena tropezar en la misma piedra una y mil veces :)

Besicos

Álvaro Dorian Gray dijo...

Vaya, Holanda no la conozco y todo el mundo me habla maravillas de ella... al final tendré que verla..
Me ha gustado mucho el relato.
Saludos y salud

Luis Cano Ruiz dijo...

Sabina dice que al lugar donde has sido feliz, no debieras jamás regresar...

El problema es que nuestra mente vive de recuerdos, y a menudo los lanza a nuestros ojos para que de nuevo, sintamos nostalgia...

Muy buen escrito.

Un saludo.

g. dijo...

Empiezo diciendo que hice pausa en la música (Aunque Chet me tira y mucho).

Me dedique a leer el texto.
Debo decirte que me gusto mucho. Tiene un cierto encanto de cosa cerrada, tiene pasajes muy interesantes.
Realmente me gusto tu prosa (Vengo por el camino de Ecplise, su blog junto y llegué a tu blog singular).
Volveré y ya que estamos te invito a que te pegues una pasadita por Suaznabar (Donde publico mis cuentos) y Citas sin Contexto (Donde publico citas).

Saludos.

Unknown dijo...

Intenso... Me ha gustado.

silvia dijo...

... Todo está conectado ...

semifusa dijo...

Yomismo, leer tu relato no es sólo una excelente manera de viajar a Amsterdam; también lo es de transportarnos a las profundidades de tu personaje.

:) Un beso.

Azul dijo...

Necesito ayuda, por favor pasa por mi blog

Estela dijo...

He llegado a notar la calidad y suave caricia de esa cortina de terciopelo roja... muy intenso la verdad... un beso muak

Elegi@ dijo...

Te pregunto. El que peca, empata si reza? Ya vine. Aparentemente estoy con la inspiracion amputada...

 
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