1.12.08

empire state building



volvamos a la ciudad de siempre, al mismo barrio de cada historia, al mismo bar de casi todas las noches... la misma mesa y la misma copa. hoy la luz parece aún más oscura, qué difícil imaginar algo así, una luz oscura... la luz siempre tendría que ser clara, diáfana y pura. aquella no era así, quizá el tiempo en el que aquello pasaba no fuera propicio, quizá las personas que allí quedaban para charlar de política y vicios, de mujeres y libros... tampoco fueran lo mejor de lo mejor. pero no importaba.

la luna amamantaba los edificios que parecían de hielo entre la ventisca de lluvia y nieve que arreciaba en la ciudad, a aquellas horas de aquel día de mitad de diciembre. recuerdo que yo aún estaba sirviendo la mesa del alcalde cuando llegó ella, tan elegante como siempre, con un vestido rojo despampanante y un tocado de plumas que quitaba el hipo a los parroquianos de turno. ella no sabía lo que era el frío y el blanco manto de la puerta le parecía una alfombra presta para ser pisada por la chica más guapa de la ciudad. 

en el bar los muchachos no pudieron evitarlo, las conversaciones cesaron y un mar de codazos avisaban a los menos despiertos de su presencia. las miradas se clavaban en sus largas piernas, en sus preciosos brazos, en la morena cabellera que se extendía moviéndose lentamente por su espalda mientras caminaba o en todo a la vez. entonces, siempre era igual, aquel hombre musculoso anduvo hacia ella y le ofreció un pitillo. ella lo aceptó, como cada noche, y luego dejó que él se lo encendiera. pero como cada noche, despidió al caballero con un gesto despiadado al estilo más audrey que podríais imaginar.

aunque aquella vez no fue como las demás. inexplicablemente ella acabó sentada en la barra y no en su mesa de siempre. terminó bebiendo whisky barato y no cocktails como los de siempre. despreció cada copa que los clientes le enviaban y ni siquiera les dedicaba una mirada. sus largos guantes de terciopelo apenas eran ya blancos sino grisáceos, parecía tener un mal día. y al final, lo más extraño de todo es que a diferencia de cada noche en aquel escondido lugar, ella decidió hablar sólo conmigo.

- quédate aquí -me decía medio borracha.
- está bien, señorita, pero he de atender a este caballero primero -le respondía yo.
- déjalo, ven a hablar conmigo, hoy me siento sola.
- si quiere, yo puedo hacerle compañía -repuso un tipo apostado también en la barra.
- ¿usted? usted no me sirve... demasiada brillantina en el pelo, demasiada colonia repugnante...
- lo que usted diga señorita -y se marchó a una mesa con las orejas torcidas y la cabeza gacha antes de que fuera tarde.
- ¿ves? yo lo que necesito es un hombre como tú. un tipo normal, con las cosas claras, que sepa ponerme un cocktail cuando me haga falta y me mande a la mierda cuando crea que estoy siendo pesada. esta pandilla de alelados subiría al empire state building haciendo el pino si yo les prometiera un simple beso en la mejilla.
- yo también lo haría, señorita -dije yo, por no diferenciarme...
- tú no lo harías. tienes demasiadas cosas en las que pensar. tú volverías a casa, abrazarías a tu esposa y dormiríais en una habitación lo suficientemente pequeña como para no separarte de ella ni un sólo instante.
- sí... tiene razón, yo no lo haría... debo trabajar mucho para comprarme una casa con una habitación más grande...
- lo sé... anda apunta esta botella en la cuenta del bobo que ha venido antes a hablarme, creo que esta noche acabaré durmiendo con él.

14 comentarios:

yo mismo dijo...

en cualquier rincón de nueva york una muchacha con gracia movía las caderas al entrar un bar. la música paraba y las miradas se fijaban en ella. entonces el pianista volvía a tocar con más ganas la canción de cada noche y todo se tornaba en un color más vivo...

pero no siempre, porque no siempre las chicas sonreían, no siempre eran felices.

Alicia dijo...

Buenos días!!!! muak

Luis Cano Ruiz dijo...

Muy bonito y melancólico. Me gustan las historias en las que no existen la chica perfecta, ni el perfecto caballero. Porque todos somos humanos.

Todos nos sentimos solos alguna vez, o añoramos la piel de una mujer.

Un saludo

Arcángel Mirón dijo...

Volcándose la décima cerveza
andaba un tipo sin casa ni edad.
Frotándose los ojos para ver más lejos,
aunque no quede nada por mirar.
Charlas y gestos que se muerden la cola.
El rengo que seguro duerme afuera otra vez.
Grapas calientes con gusto a derrota,
y el sueño canalla de no volver a casa.
Ella entró como de ninguna parte.
Hubo una mole de silencio en el bar.
Al tío el mundo le importó tres cuernos
y con la botella al hombro se invitó a sentar,
en el próximo bar.
Mientras haya luces en el próximo bar.
Hay ojos de mujer que castigan duro
y ella lo sabe tan bien como él.
Sus bocas hablaron sin decirse nada,
un mozo sin dientes los echó al amanecer.
El dice que la vida es un chiste maldito.
Ella llora siempre que suena un blues.
Cruzaron la ciudad sin saber sus nombres.
Las manos frías, quemándose.
Y ella entró como de ninguna parte.
Elegante como un barco viejo.
Y al tipo el mundo le importa tres cuernos
mientras haya luces en el próximo bar.

("Mientras haya luces de bar", Caballeros de la Quema).

:)

Rebecca dijo...

No quiero sonar repetitiva nuevamente, perdón, pero la verdad usted logra escribir de una manera que me transporta al lugar, al sitio, al momento. Imagino los personajes:como en este caso:la mujer no perfecta, el hombre no perfecto....y la tristeza en ambos.....Me gusta tanto tu forma de escribir...Besos desde Baires!(con lluvia y fresco que se vino hoy, después de tanto calor...)Bet!

Lucina dijo...

Tu escrito me ha llevado hasta aquel bar..
Una historia muy linda, real.
Un beso

Anónimo dijo...

YO SIEMPRE TE HE DICHO QUE ESCRIBES DE TAL MANERA QUE ME TRASPORTAS AL ESCENARIO DE TU HISTORIA QUE ME HACES SENTIR QUE SOY LA PROTAGONISTA,HOY VEO QUE NO SOY LA UNICA QUE PIENSO ASI

PRECIOSO, COMO SIEMPRE.

BESOS PARA LOS DOS

Sole dijo...

La historia, la secuencia, y esa musica estupenda que pones...hicieron que viviera cada instante de lo relatado

Que placer haber encontrado, este blog tan maravilloso!!!!

me voy a dormir con esta historia

besos

Elegi@ dijo...

hermanito, veo que ahora gozas de mucha popularidad, no he concluido de leerte, vuelvo en unas horas, por ahora me tienes la atencion tomada. Ah, te aviso que quiero tu opinion de un post que publicare mas tarde. cuidaos.

Álvaro Dorian Gray dijo...

Me encantan las historias de los bares, no sé los motivos, pero me gustan, como ésta.
Saludos y salud
Me seguiré pasando por aquí.

Georgia SinClaire dijo...

esta no sera mas q otra babosada amarilla

solo saludar..
muy buen blog
saludos cordiales
Georgina

Eclipse dijo...

Hermosa historia de bar... humana, franca, una más, pero aún así distinta, fresca, posible y muy real...
mil besos amigo!!! hoy el tiempo me acerca a tu otoño, dspués de tanto calor.

Anónimo dijo...

Hace varios días que no me pasaba por aquí y se me ha adelantado todo el mundo...Llego muy tarde de trabajar.

Insisto.Tienes bastante material para hacer un libro con tus historias en los bares.Yo creo que sería un éxito.

Besos para los dos.

Estela dijo...

Genial tema musical... te dan ganas de bailar jejeje... un beso muak....y nos leemos ¿vale? ;)

 
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