17.4.10

polen

miraba por la ventana mientras pequeñas partículas de polen caían lentamente. los diminutos lunares amarillos se demoraban viajando de un punto a otro de aquel trozo de realidad enmarcada. empezó a oír el rumor del mar tranquilo. las olas que iban y venían. una suave brisa cortante, de esas que hielan la piel por su roce. miraba las deshilachadas hojas de palmera que caían ante sus ojos tan cansadas como si hubieran pasado una larga vida de sol y playa.

empezó a oír alguna especie de son caribeño, una música que no distinguía demasiado bien... quizá viniera desde demasiado lejos. no se alteró. sentado en aquella butaca el mundo se veía de otra manera, se esperaba más pacientemente, se jugaba más lento. así que allí estaba él. disfrutando de lo bueno de aquel día y de su suerte insoportable.

más tarde, en algún momento, entre motas de polen se coló el olor a mandarina más intenso de toda su vida. lo recordaba perfectamente. era una tarde de verano muchos años antes. un día en el que la luz entraba oblicua en la cocina de mamá y en la encimera había una bolsa de esparto llena de las esferas más naranjas de toda la historia. de toda su historia. un gajo, otro, amargo, dulce, tan suave... tan...

de repente una tibia ráfaga de viento agitó las palmeras, las meció por un instante, de izquierda a derecha, pero pareció un movimiento eterno. como si de repente el mundo quisiera decir algo... como si en algún instante cercano a aquel mismo momento algo extraordinario fuera a pasar.

y entonces algo empezó a martillearle el cerebro. y todo se tornó azulado. y él comenzó a ser consciente del lugar en el que estaba. y de cómo de abierta tenía la boca. y recordó una figura enorme vestida de blanco inoculando algún extraño líquido en su paladar. entendió que no había palmeras, que sólo eran sueños... que nada era real excepto esa intensa punzada de dolor en la tercera muela del juicio.

5 comentarios:

Eclipse dijo...

jajaja
genial. ya estaba extrañando las historias.

Luis Cano Ruiz dijo...

Como se echaban de menos poder leer estas pequeñas historias. Suiento no tener tiempo para saborearlas más.

Cuídate

Belén dijo...

Qué bonito... a mi es que el polen me da alergia... no puedo escribir cosas tan chulas!

besicos

Castigadora dijo...

Guau! Hace tanto que no pasaba que no es el rincón azul que recordaba. Mal por mí. Dejé abandonada la red un tiempo y mira. Pero los escritos siguen teniendo tu toque

un saludo

maria jose dijo...

Eres tremendo.¡Menudo giro,menudo final! Pero así eres tú:GENIAL.

Un beso para los dos.

 
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