20.11.07

gente corriente

siempre me ha gustado mirar a la gente. ya sabéis, me impresiona la gran cantidad de almas que se cruzan con nosotros, cada una con una vida, una familia, unas historias. y más, después de volver a madrid. las calles se llenarán de caras cuando se acerque la navidad, las castañas vuelven a oler en las esquinas y las viejas empiezan a hacer su agosto con la lotería.

a veces juego a inventarme las historias de esas caras, me gusta utilizar sus cuerpos para colocarles una vida que no sé siquiera si se acerca a la que tienen. a veces me siento en cualquier rincón de una cafetería y sólo observo. todo empieza a moverse sin mí, todos andan de aquí para allá a través de la ventana y en el centro del mundo algunos conversan.

hoy una pareja se ha sentado cerca de mí. ella no llega a 25, él es un poco más mayor, quizá esté ya en los 30. vienen con una montaña de periódicos, un rotulador y un par de cafés. tienen prisa, se mueren por empezar a buscar un trabajo o a lo mejor su primer piso, el que por fin les dé la independencia, el que les una lejos del ruido de la gran ciudad. quién sabe. después de un rato, esas caras que se iluminaban de entusiasmo han perdido el ánimo. parece que esta vez no ha habido suerte, sólo un par de anuncios les han convencido. pero da igual, van a intentarlo, es hora de empezar una nueva vida lejos de papá y mamá.

una señora mayor ha pasado por delante de ellos. se ha acercado al camarero y le ha hablado en tono amable, como el de las señoras mayores que yo conozco. luego se ha ido a su mesa con un par de infusiones. allí estaba su amiga, seguramente se conocerán de toda la vida. no sé qué dicen, pero se lo están pasando bien. puede que estén recordando los viejos tiempos en los que salían a bailar con sus maridos, o puede que hablen de aquella vez que fueron a benidorm con el inserso o de lo que van a hacer esta navidad. ríen. puede que tengan hijos y nietos, o puede que vivan solas en un apartamento enorme. no dejan de reír. puede que sean las mejores amigas del mundo.

en el otro lado de la cafetería hay una chica de mi edad, a solas. está leyendo un libro, puede que sea interesante. sí, diría que sí, no pierde detalle. es de las mías, cuando deje de leer se pondrá a observar a la gente e inventará sus vidas. para ella también será una forma de acercarse a esas caras, una forma de sentirse más cómoda en un mundo cada vez más anónimo.

la calle está repleta de madres con niños que han acabado el cole y de gente joven que no sé adonde va. creo que me voy a ir a casa. ya es un poco tarde.

11 comentarios:

Castigadora dijo...

Siempre me gustó asomarme a la ventana de casa cuando hace viento y ver a la gente que camina debajo de mi bloque esperando que la brisa me traiga sus palabras.
Las cafeterias siempre están llenas de historias incompletas!

Me gustó como captaste algunas de ellas

Besos!!!

Isabel Burriel dijo...

A mi me pasa como a ti. Me entretengo mirando a la gente, pienso en lo qué pueden ser, a dónde van, qué hacen. Me encanta.

Abel dijo...

Sí, en eso nos parecemos.
Pero, lo que más me gusta, es cuando estoy en un sitio con muchos turistas, sobre todo cuando voy a Estepona. Me encanta arrimarme a los extranjeros a ver si pillo cualquier palabra, cualquier expresión.
La verdad es que no se me dan muy bien los idiomas, pero me encantan.
No sé por qué será... pero es así

Anónimo dijo...

A veces pienso que te conozco mejor que a nadie pero se que por tu cabecita pasan miles de cosas que no puedo llegar a descubrir. Me doy cuenta de que cada persona se siente de manera diferente a como el resto del mundo la ve.

Pasitos de bebe dijo...

A mi me pasa eso, pero me lo enseño mi psicoanalista, jugaba en todas partes y el juego era calificar a la fente, más o menos, entonces uno era estupido, otro alegre, otra enamoradiza, otra inteligente, otro serio, etc...alternando positivos y negativos, así acabé yo jajaja

Un besote

Ana dijo...

Yo me pongo al otro lado. ¿Cómo me verá la gente con la que me cruzo a diario? Cansada y triste en el metro, canturreando por la calle... Espero que me imaginen con una vida feliz.
Un saludo

Anónimo dijo...

Yo hago lo mismo, sobre todo cuando camino por las calles de alguna ciudad que no es mi pueblo y al anochecer veo las luces de las casas encendidas. Me gusta imaginar qué pasará dentro. Prefiero pensar que la gente está como dorothi, tan a gusto en su casa!
Besos para los dos.

Anónimo dijo...

POR LO VISTO HAY MUCHA GENTE A LA QUE LE GUSTA HACER LO MISMO.... A MI TAMBIEN ME ENCANTA IMAGINAR LA VIDA DE LOS DESCONOCIDOS,ME IMPRESIONA LO LEJOS QUE PUEDO HACER LLEGAR MIS PENSAMIENTOS,Y A VECES PARECE TAN REAL QUE DE REPENTE DEJAN DE SER DESCONOCIDOS.

UN BESO MUY FUERTE PARA LOS DOS

ABEL,OTRO PARA TI,Y A VER SI PRACTICAS EN ESTEPONA

Jorgelina Mandarina dijo...

Escribis muy bien! Uno a veces se inventa esas historias, o la propia, a veces juego que soy otra persona... Y si se lo creeran los que me ven... Un gusto haber encontrado este lugar..
Un abrazo!

Salva dijo...

Yo tampoco pierdo detalle. Me reconforta cruzarme con miradas limpias, con grandes historias anónimas. Me gustan las personas, qué vamos a hacerle. Enhorabuena por tu blog, yo llegué a través del blog de Jor o el de Rodolfo Serrano, o ambos, no estoy seguro.

Saludos.

Abel dijo...

Jejeje, pues otro beso pa' ti también, cachita.

 
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