montmartre es un lugar encantador, lleno de luz, de colores, de casas gigantescas y de pequeños rincones que dan la vida a uno de los barrios más especiales de parís. un barrio de calles empinadas y escaleritas que te hacen el viaje más cómodo, de pequeños cafés que brindan un lugar en sus terrazas a esos que quieren leer sentados al sol. es un barrio de gente sencilla y amable...
paseábamos desde sacre coeur en busca y captura del memorable moulin rouge cuando dimos con una pequeña frutería, al lado del passage des abbesses. au marché de la butte, se llamaba. era una de esas fruterías que colocan todos sus productos en la puerta para llamar la atención y que provocan un apetito casi instantáneo en el que por allí anda, como nosotros.
algo parecido debió pasarle a ese muchacho, alto, joven y apuesto. moreno, quizá algo reservado, como la mayoría de los habitantes de esa ciudad, quizá demasiado sencillo para lo que guardaba dentro de sí. estaba parado en uno de los laterales de la frutería, en un gran ventanal por el que no se podía ver el interior, las fotografías de amélie lo impedían...
"es verdad -pensé- esta es la frutería en la que metía la mano en un saco de legumbres". de repente, habíamos entrado en un set de rodaje y todo me recordaba a la película. de hecho, aquel ventanal estaba completamente lleno recortes de periódicos, de revistas, de imágenes de los actores y noticias que habían hecho famoso aquel lugar no muy lejos del moulin de la gallette, y a alí, el gracioso dueño de la tienda, que aparecía triunfal en algunas de ellas.
pero, ¿sabes? aún recuerdo la expresión en la mirada de aquel muchacho. sus ojos estaban fijos en una fotografía y repasaban cada curva, cada marca, cada línea y cada rasgo, cada píxel de una imagen en la que audrey tautou, la actriz que protagoniza la historia, miraba a la cámara de forma simpática. y me pareció que aquel hombre, que ya estaba allí cuando llegamos, no era la primera vez que se quedaba absorto, deleitándose con la fotografía.
después de unos minutos y de guardar en mi cámara algunos recuerdos, seguimos nuestro camino y no pude dejar de pensar en él mientras nos perdíamos en el horizonte de la rue des trois frères. el hombre seguía allí. quién sabe, quizá esperaba que amélie bajara desde su piso, cruzara la calle y se encontrara con él frente a aquel ventanal, quizá esperaba verla algún día... quizá estuviera enamorado de ella. nosotros nos fuimos y él seguía allí. puede que a nuestra vuelta, aún esté mirando aquella fotografía.
paseábamos desde sacre coeur en busca y captura del memorable moulin rouge cuando dimos con una pequeña frutería, al lado del passage des abbesses. au marché de la butte, se llamaba. era una de esas fruterías que colocan todos sus productos en la puerta para llamar la atención y que provocan un apetito casi instantáneo en el que por allí anda, como nosotros.
algo parecido debió pasarle a ese muchacho, alto, joven y apuesto. moreno, quizá algo reservado, como la mayoría de los habitantes de esa ciudad, quizá demasiado sencillo para lo que guardaba dentro de sí. estaba parado en uno de los laterales de la frutería, en un gran ventanal por el que no se podía ver el interior, las fotografías de amélie lo impedían...
"es verdad -pensé- esta es la frutería en la que metía la mano en un saco de legumbres". de repente, habíamos entrado en un set de rodaje y todo me recordaba a la película. de hecho, aquel ventanal estaba completamente lleno recortes de periódicos, de revistas, de imágenes de los actores y noticias que habían hecho famoso aquel lugar no muy lejos del moulin de la gallette, y a alí, el gracioso dueño de la tienda, que aparecía triunfal en algunas de ellas.
pero, ¿sabes? aún recuerdo la expresión en la mirada de aquel muchacho. sus ojos estaban fijos en una fotografía y repasaban cada curva, cada marca, cada línea y cada rasgo, cada píxel de una imagen en la que audrey tautou, la actriz que protagoniza la historia, miraba a la cámara de forma simpática. y me pareció que aquel hombre, que ya estaba allí cuando llegamos, no era la primera vez que se quedaba absorto, deleitándose con la fotografía.
después de unos minutos y de guardar en mi cámara algunos recuerdos, seguimos nuestro camino y no pude dejar de pensar en él mientras nos perdíamos en el horizonte de la rue des trois frères. el hombre seguía allí. quién sabe, quizá esperaba que amélie bajara desde su piso, cruzara la calle y se encontrara con él frente a aquel ventanal, quizá esperaba verla algún día... quizá estuviera enamorado de ella. nosotros nos fuimos y él seguía allí. puede que a nuestra vuelta, aún esté mirando aquella fotografía.
6 comentarios:
Hiciste un muy buen retrato.
:)
Mont Martre es quizás la zona con más magia de París. Qué bonita foto la de la frutería, y la historia del hombre contemplando a ¿la actriz? ¿al personaje? quien sabe... puede que vaya todos los días a ver la foto, puede que la haya llegado a conocer... tantas posibilidades.... :) Besos!
La foto es preciosa. Siempre has sabido " ver la foto", pero ésta parece de cineasta, con el personaje al fondo, mirando el escaparate...La introducción perfecta para una escena posterior en la que él sea el auténtico protagonista, como en tu post.
París te ha sentado estupendamente.
Muchos besos para los dos.
Le ha sentado estupendamente París y le sienta estupendamente todos los lugares a los que viaja a través de su imaginación. Sabe desconcertarme con sus historias enlazando fantasía y realidad. Ojala supiera distinguirlas...pero supongo que eso es lo que consigue un verdadero escritor. No lo dejes nunca.
Yo quiero ir a PARIS.
Mira que está cerca, pero ya hemos tenido que cancelar dos veces el viaje. Qué casualidad.
No he visto la película a la que haces referencia, pero tu relato describe muy bien la escena.
Saludos.
Me parece muy lindo, como enlazas las imagines que todos los enamorados de esa película tenemos en la mente, con tu propia realidad, lo cierto es que no dejas de sorprendernos
Besos
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