1.2.08

un examen

viernes. 12 de la mañana. o del mediodía. acabo de terminar un examen. los nervios se desvanecen y el cuerpo languidece hasta la llegada de un nuevo día. es extraña la sensación que se te queda después de hacer un esfuerzo mental así, después de jugarte tanto en un par de folios que alguien te da como si no fueran nada. lo son. son el lugar de mi futuro septiembre.

miro por la ventana, alguien habla. mi mente vuela lejos de clase y se queda allí, prestando atención a esa voz, una voz desconocida y dulce, una voz que desgrana prisas y tiempo, que corre y se tropieza, que lanza palabras como si fueran dardos a una diana. esa voz nerviosa que no para y no para, que no cesa, que sigue y nunca termina. algunos más miran a la ventana, algunos miran con ganas de callar esa voz. yo sólo pienso que hace algún tiempo mi voz era la suya. una voz que sueña un examen.

déjalo. tienes que seguir, venga, siguiente pregunta. la localizas en tu libro de texto mental, la parte que tienes que escribir está entre la segunda mitad de la página 12 y los primeros renglones de la 14. las palabras vienen a tu mente y tu mano, cansada, sólo tiene que escribir. los conceptos se relacionan, las ideas fluyen a través de tus dedos que manejan el bolígrafo como si fuera parte de ellos. nunca pensé que pudiera tardar tanto en escribir esto. el tiempo se agota y aún te faltan algunas respuestas. como siempre, las últimas serán más resumidas.

¿qué? ¿alguien me habla? miro alrededor y unos ojos chillones me dirijen una llamada de auxilio. ¿es a mí? ¿qué quieres? ¿que te diga la pregunta cuatro? pero si aún voy por la tercera. a ver... alguien manda a callar. como puedo le doy unas pistas... recuerda que me debes un favor si sacas más de un cinco.

pasan los minutos y tu mano, que sufre, no deja de escribir. las ideas cada vez son menos y la necesidad de acabar cada vez mayor. faltan cinco minutos. al final parece que me ha sobrado tiempo. por fin he terminado. punto. entrego esos folios que marcarán mi septiembre y salgo del aula. suspiro, algunos aún siguen aquí. yo me voy deprisa, no quiero hablar con nadie de este examen, siempre me han molestado las dudas de después, las preguntas, los contrastes... odio eso.

hasta el siguiente, sólo me queda volver a estudiar. vuelvo a enclaustrarme.

8 comentarios:

Belén dijo...

Pues mucha suerte hijo de mi alma!

Me has hecho recordar los exámenes que hacía yo, madre de dios... que tiempos!

Besicos

AROAMD dijo...

ánimoooooo

Abel dijo...

Chiquillo! ¿Es para tanto?
A mí sí me gustaban "las dudas de después, las preguntas, los contrastes"...

Hasta luego

Anónimo dijo...

Que nervios!! También estoy enclaustrada!

Anónimo dijo...

Estoy segura de que te habra salido bien,como siempre,eres un gran estudiante,siempre sacas unas notas estupendas,y esta ocasion no va a ser distinta ya lo veras.
un beso muy fuerte

Arcángel Mirón dijo...

El munso vive un cambio radical luego de que uno rinde un examen.

Mandarina azul dijo...

Me has hecho retroceder unos cuantos años, Yo mismo... las mías eran idénticas sensaciones a las que tú describes.

Muchísima suerte. Merece la pena esforzarse; ¡cuando te quieras dar cuenta ya habrá terminado el enclaustramiento!

Besos. :)

Anónimo dijo...

Bueno, ya pasó, y aprobaste, que es lo mejor...

Un abrazo y mucha suerte para los próximos.

 
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