hacía frío aquella mañana de noviembre, así que corrió hacia el rincón que habían reservado para él y sus cartas respondidas. encendió el calefactor, se quitó los guantes, lió la bufanda en la percha, colgó el abrigo, hizo lo propio con la chaqueta y por último, dejó su sombrerito de felpa sobre la gigantesca pantalla de ordenador que tenía delante. después fue cuando vino la secretaria y... bueno, ya sabes, dejó sobre su mesa la famosa misiva de amor y miedos.
"consultorio sentimental del doctor amor". era lo único que allí ponía. abrió el sobre y leyó despacio:
señor amor... es difícil para mí hablar de esto, creo que aún no lo tengo demasiado claro pero a la vez, me es necesario confiarle este secreto a alguien. desde hace algún tiempo siento algo especial por una persona. no sé si es amor, son... son cosas extrañas en el estómago, como si alguien me soplara por dentro cuando oigo su voz, cuando leo sus escritos... sabe hacerme reír cuando habla de amor sin querer, sin entender apenas nada... como yo... a veces me enfada... me indigna cuando da consejos erróneos a gentes desesperadas y a veces... a veces no puede ser más adorable. trabajamos juntos y creo que él está seguro de que le odio porque no hago caso a sus peticiones... pero no es así. sólo es que... me divierte. puede que sí me esté enamorando... no sé qué hacer... ¿tienes alguna sugerencia para mí? por cierto, no puedo decir su nombre, así que lo llamaremos my beautiful thing.
estoy arrepintiéndome de escribir todo esto... gracias.
dejó la carta sobre la mesa y de súbito, el frío abandonó su cuerpo y un calor sofocante empezó a hervir la sangre de sus manos. entonces quiso entender todo aquello... quiso relacionar palabras, hechos, miradas y sonrisas. todo se unió en su cabeza en un montón de imágenes y sensaciones que había interpretado mal durante meses. palabras, hechos, miradas, sonrisas, todo se unió en un mismo hilo argumental, el de la historia que había vivido sin saberlo durante el tiempo que había pasado trabajando en aquella redacción.
en su cerebro todo fue muy rápido, sus neuronas hicieron conexiones demasiado aceleradas, tanto que empezó a dolerle la cabeza cuando entendió que la única persona en toda la facultad que hablaba de amor y además lo hacía francamente mal, era él. comprendió entonces que el autor de la carta tendría que trabajar con él y que tendría que ser alguien a quien pidiera favores día sí y día también, pero favores importantes, de esos que si no se cumplen, te hacen rabiar. entonces todo tuvo sentido. my beautiful thing era la canción que el director del periódico ponía a todas horas...
dudó. millones de preguntas y ninguna respuesta. qué hacer, qué hacer... las luces empezaron a temblar ante sus ojos. bajó los párpados. respiró. sonrió. e hizo lo que siempre había querido hacer antes de darse cuenta de que aquel apuesto jefe no era más que un capullo con traje de snob cabreado. equivocada percepción, por cierto. así que se levantó mientras las piernas le temblaban, cogió su sombrerito y anduvo por toda la redacción hasta la mesa del autor de tan hermosa carta. rodeó el escritorio, apagó el cd, le caló el gorro al jefe y le plantó un beso en los labios de esos que hacen época. acto seguido, la bofetada sonó en todo el recinto universitario.
- y esto por haberme dejado en aquel horrible rincón durante los últimos cuatro meses.
5 comentarios:
JAAAAAAAAA
qué genial.
estupendo, amigo.
buen final
GENIAL; GENIAL GENIAL!
realmente fantastico.
Besos amigo
A mí también me parece GENIAL.Ya sabes lo que yo creo que deberías hacer...
Muchos besos para los dos.
María José
Oh ME ENCANTÓ! No podías haberlo hecho mejor. En serio, el beso y la bofetada como broche ha sido genial! Es lo que tiene el amor que puede ser dulce y amargo, pero siempre pasional!
Besosssss
logras ponerle una sonrisa a estos dias tan cansados, no me he ido, solo he tomado impulso, vuelve alla y veras
enseñame a ponerle musiquita a mi blog
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