olvidos. cortocircuitos de la mente. desconexiones temporales que hacen que todo se quede en blanco, que nunca más vuelvas a pensar en ello, que jamás recuerdes haber recordado. despistes. agujeros por los que todo lo importante retrocede, se aleja, desaparece.
siempre me ha sorprendido ese mecanismo extraño por el que olvidamos las cosas. si ocurren y tu las vives, si las sabes, las entiendes, las has leído, las has visto o las has olido, si las has tocado, si alguna vez has estado en contacto con ellas... ¿por qué se te olvidan? alguien dirá que no las olvidamos del todo, que siguen ahí, de un modo u otro. cualquiera podría decir también, que olvidamos para ahorrar, porque si lo recordáramos absolutamente todo, probablemente tendríamos la cabeza más grande.
no lo sé. pero ayer me ocurrió algo que no es que no me hubiera pasado nunca pero que me hizo pensar en esto de los olvidos, y sobre todo en que tendría que llevar una red atada al cuello para ir recogiendo lo que se escapa de mi mente. vayamos al grano. la cosa es que como buen estudiante, los bolígrafos son para mí un material de fácil y rápido consumo. pues bien, me dirigí a la papelería del campus a comprar uno de esos típicos bic azules. pregunté al tendero cuánto costaba y vi que no llevaba suelto. le di un euro, recogí el cambio y me fui a la biblioteca donde tenía por delante dos horas de ávida lectura de periódicos (era el día después del gran día electoral).
al cabo de un rato, en una de esas extrañas conexiones mentales que sin venir a cuento te desvelan misterios, me di cuenta de que no tenía el bolígrafo. así que al fin de mi jornada lectora, después de enterarme de que había perdido mi apuesta electoral, volví a la papelería y el bolígrafo seguía allí, intacto, donde el tendero lo había dejado para mí. salí sonriendo, sonrojado, deslizando excusas por aquel despiste tan tonto... y pensé sobre lo que realmente había pasado un rato antes: había entrado en una papelería, había dado un euro a un hombre, había recibido sesenta centimos a cambio y me había ido con las manos vacías. un auténtico cortocircuito.
aún me pregunto que hago escribiendo... en fin.
Cerca del cielo
Hace 1 mes
3 comentarios:
Demasiadas cosicas en la cabeza hijo mío, demasiadas!
Besicos
Tenemos la mente tan llena de cosas que alguna se escapa.Eso le pasa a todo el mundo, sobre todo a los que nos vamos haciendo mayores.
No me olvido de mandarte besos para los dos.
jaja vaya tela. llego a estar yo delante pa verte la cara y mae mia lo q m abria reiooo jejeje por cierto hablando d olvidos.. y m D&G??? ehhh??? weno t lo recordare mas veces!!
xauuu y q pass wena semana santa!
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