14.3.08

reencuentro

vagaban por las calles como susurros del viento mientras el sol, tibio y sereno del amanecer, rozaba sus caras y proyectaba dos largas sombras que les seguían a cualquier parte. hacía años que no se habían visto y aquella noche no pudieron hacer otra cosa que sentarse en un café cualquiera a hablar y hablar. la mañana les había alcanzado, casi sin darse cuenta, como si no hubiera pasado el tiempo, como si los 60 aún estuvieran aquí. como si nada hubiera cambiado.

y sin embargo, les había costado mucho reconocerse en aquel viejo puesto de libros cerca de atocha. los dos andaban buscando una obra cualquiera de miguel hernández, un retazo del pasado venido desde muy lejos, un poema perdido al que abrazar cualquier noche de ese frío noviembre. y así, casualidades de la vida, tras años de soledad compartida, de pensamientos eternos, de tristes anocheceres, sus dedos concluyeron sobre el mismo cuaderno raído y viejo.

- oh, perdone.
- no, ha sido culpa mía, disculpe.

y por un instante, quizá unas pocas milésimas de segundo, se miraron a los ojos, tímidos, vacilantes, como si los 60 años que arrastraban fueran de mentira, como si la vida no les hubiera enseñado a entender esos malentendidos. y, claro, como siempre fue ella la que preguntó.

- ¿eres tú?
- ¿perdone?
- te conozco. sí, eres tú.

y él enmudeció. un brillo distinto, un expresión velada tantas otras veces vista... entonces la conoció. ¿cuántos años habrían pasado? quizá 30, no, seguro que algunos más. toda una vida que se había vaciado en el recuero de otro cuerpo. otra vida distinta que se había alejado mucho tiempo atrás. ninguno sabía el porqué. anduvieron sin rumbo fijo durante horas, se hizo muy tarde y en algún momento entraron en una cafetería non-stop.

no entendían por qué se habían perdido la pista, en qué momento dejaron de saber el uno del otro, si en aquellos años de lucha y represión habían estado tan unidos. hoy volvieron a encontrarse, pero amaneció demasiado pronto. aunque estoy seguro de que no será la última noche en vela. ella desapareció en el interior de un taxi cerca de gran vía. él volvió a casa andando, no estaba demasiado lejos.

7 comentarios:

Belén dijo...

Pues porque no han querido, pero yo me se encuentros de esos que si han dado frutos :)

Besos

Anónimo dijo...

Pues ahora lo que tienen que hacer es no perder los teléfonos y quedar de vez en cuando.No es bueno perder el contacto con las personas a laa que hemos querido.

Besos.Nos vemos prontito.

Anónimo dijo...

Una historia muy tierna,me ha recordado la cancion de serrat"Penelope",solo que en esta ocasión si se han reconocido despues de tantos años.
Quizas estos si tengan la oportunidad de vivir una bonita historia de amor.
Besos

Castigadora dijo...

Me maravilló este reencuentro. Siempre me gustaron los finales que son nuevos principios, eso es para mi un reencuentro. Bravo!
Me llegó mucho esta historia, mcho

Besos de reencuentro

Mandarina azul dijo...

Espero y deseo que ya no haya para ellos (aunque sean personajes ficticios) un nuevo reencuentro, y que éste se prolongue un día, y otro, y otro, y otro más...

:)

Sus dedos concluyendo sobre el mismo cuaderno raído y viejo... Qué romántico, Yo mismo. Me encanta.

Anónimo dijo...

Has conseguido describirlo tan bien que me he imaginado cada detalle y cada sensación perfectamente. Me gustan los reencuentros.

Miguel Ángel dijo...

Tu texto me recuerda a una mezcla de las melodías de Serrat e Ismael Serrano.Me ha gustado mucho...los reencuentros de este tipo son geniales

 
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