13.8.07

nunca es tarde

tus pies se hundían mientras paseabas a mi lado, siempre me ha gustado la huella que dejan. no sé si lo recordarás ya, el agua estaba fría pero no importaba porque hacía tiempo que no paseábamos por la playa.

tú me hablabas de lo que habías estado haciendo durante todos estos años y yo asentía convencido de que casi había estado allí, cientos de veces me había imaginado pidiéndote una copa en alguna de esas terrazas del paseo, volviéndote a ver. todo me era tan familiar que no habría apostado a que hacía casi 5 años desde que decidiste marcharte.

seguías tan guapa como siempre. aquellos ojos marrones me sorprendieron otra vez como lo habían hecho antes, cuando me enamoraron de ti. yo no podía dejar de mirar tu pelo ondeando con el viento y tú no podías dejar de hablar. idiota de mí casi había olvidado tu voz y ahora volvía a sonar como música en mis oídos, aunque no sabía muy bien lo que decías, no quería ponerme celoso.

al llegar a las rocas volví a entender lo que aquel remolino de palabras quería decir. habías estado pensando en mí y por eso me habías mandado la postal. decías que necesitabas a alguien cerca, que me necesitabas a mí, me pedías que me quedara contigo...

¿que qué hice? qué iba a hacer, lo había estado esperando tanto tiempo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho. En un relato corto has conseguido transmitir una historia compleja con muchas sensaciones. Muy bueno.

Anónimo dijo...

me gustaria ser un zapatito mas en tu camino, aunque ya sabes que tendre que hacer mas zapatitos porque con uno solo no voy adelantar nada. siempre he pensado que si alguien es capaz de escribir cosas tan bonitas es porque es capaz de sentirlas y me gustaria pensar que no te vas muy lejos de mi para buscar la inspiracion, aunque ya se que con lo listo que es mi niño siempre tiene tiene en marcha la imaginacion

 
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