nunca había notado el poder de las miradas. sin embargo anoche en aquel rincón oscuro ella tenía algo en sus ojos, una luz diferente, un brillo especial que hacía que él no pudiera dejar de querer besarla. repasaba su cara, sus mejillas sonrosadas, sus pequeñas orejas bajo el pelo largo y rizado, su nariz chata tan graciosa, esos labios que le llamaban desde lejos... sus ojos oscuros, sin maquillaje, cansados de llorar por no sabía qué y desde no se sabía cuándo. esos ojos brillaban a la luz del fuego de la chimenea de aquel salón.
ella le había llamado, necesitaba hablar con alguien y le había elegido a él. el café de aquella noche estaba más dulce que nunca, tanto que a veces competía con lo tierno de la mujer que tenía al lado. era un sabor intenso, sencillo y agradable, muy hondo, tanto que a veces se entremezclaba con el sentimiento que le llenaba. tenía que buscar la forma de consolarla y no sabía cómo. ella hablaba y hablaba de otro él, un él que le había hecho mucho daño, que había dejado sus ojos derramando lágrimas sin piedad, que había huido lejos de ella y la había dejado varada en aquel lugar, en aquel centro de la tierra donde todo está difuso y necesitas compañía.
nuestro él necesitaba aclarar sus ideas. no sabía de qué le hablaba, apenas entendía la situación pero sabía que tenía que ayudarla y sabía que no podía sucumbir a sus impulsos, que ella necesitaba un amigo, no un sustituto. ni aunque hubiera estado enamorado desde hacía años, ni aunque la vida, o ella, no le hubieran dado nunca una oportunidad.
pero fue ella la que actuó. fue ella la que acercó su cuerpo al de él, la que le pidió con la mirada que la besara, la que pensó que sería mejor acabar con aquel dolor de aquella manera, pensando quizá, que la mancha de una mora, con otra mora se quita. pensando que él sería el mejor refugio, la mejor manera de salir de aquel centro del mundo, de abrirse paso entre la maleza y salir a la superficie, al mundo de los colores y de la sensación de estar viva.
él... él sucumbió. como la mayoría de los hombres. qué le vamos a hacer, es el poder de las miradas.
Cerca del cielo
Hace 5 semanas
10 comentarios:
...si las miradas matasen...besos.
Un clavo no se saca con otro clavo sino con una tenaza. Ojalá él pueda serlo.
:)
Bueno es que hay miradas que...;)
besicossss
Quizas tuviera que pasar lo que paso,para que ella se fijara en el como hombre y no como amigo,esas cosas pasan,hasta ahora lo habia tenido delante pero nunca lo vio.Ojala sean felices y coman perdices
Besos.
pufff, peligrosas esas miradas cuando hay otro él lejos....
Quizás una mirada sea la mejor forma de suplicar amor... a lo mejor ella tuvo que encontrarse en lo más hondo de su alma y sacar sólo a través de lágrimas todo el amor que le guardaba... a lo mejor a todos nos despertará algún día algo tan bonito una mirada... a veces es maravilloso sucumbir a la vida y a lo que te pone delante...
Espero que ella sea feliz entre sus brazos y él sepa serlo siendo su principal apoyo...
me encanta este texto, y me fascinan las miradas.
http://putasvsprincesas.blogspot.com/2007/08/el-poder-de-la-mirada.html
un beso
Por qué suponer que la mirada de ella es la que lo conquistó y lo llevó a esa situación, puede que fuera él que con su mirada de "no soy un sustituto sino un amigo" la cautivara. No crees?
Besos!
Aquí la romántica empedernida al habla, que, como Castigadora, piensa que algo vio ella en él mucho más importante que un salvavidas...
El poder de la mirada y el poder de tu escritura, Yo mismo. :)
Nuestro él fue honesto y esperó a que ella le diera pie para sucumbir a su mirada.Prudente y discreto, me gusta.
Muchos besos.
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