3.4.08

rojo

andaba por el bosque bajo aquel cielo estrellado. era un azul distinto al de otras noches. entre las espesas ramas de los árboles podía distinguirse una luna triste, apagada, que guiaba sus pasos por aquellos montes que ya sabía de memoria.

marchaba tranquilo. ya no había nada que temer, nada que ocultar, era más libre de lo que lo había sido en muchos años. andaba con un paso sosegado, reparando en cada brillo de las gotas de rocío, en cada sonido de una rama que se rompía bajo sus pies. estaba tranquilo. el silencio de la noche era casi absoluto. sólo algún susurro, algún sollozo hablaba de otras personas a su lado. otros igual que él. con historias tan parecidas a la suya.

pocas veces había ido al cine en toda su vida. y sin embargo, en aquel momento su familia, sus amigos, sus vivencias, lo que él era, lo que había sido y lo que nunca sería pasaba ante sus ojos como si fueran fotogramas en blanco y negro. esta vez no era humphrey bogart el protagonista, tampoco era chaplin, era él.

y creo que estaba orgulloso, si tú mismo le hubieras mirado en aquel instante lo habrías adivinado. estaba orgulloso de todo lo que había hecho, de todas sus decisiones, de todos sus amigos, de sus conversaciones en medio de la noche cuando hacía la guardia con cualquier jovenzuelo ilusionado, de los cuentos que inventaba para poder contárselos a sus hijos algún día, de las cartas que escribió a su novia y que quizá nunca leyó. estaba orgulloso de ser quién era, de haber elegido ser así.

en algún momento alguien mandó parar y gritó "¡aquí!". aquellos hombres que ya sabían lo que tenían que hacer se unieron en un pequeño grupo frente al batallón. lo siguiente que se oyó fue "¡fuego!". el mundo se tiñó de rojo en un suspiro. el rojo de la sangre, pero también de la pasión. el rojo del bando vencido.

5 comentarios:

En El Corazón del Bosque dijo...

me encanta todo lo que escribes, por eso uno de mis 5 premios calidez que me toca dar es para tí. Lo puedes recoger en:

http://sigriddelosbosques.blogspot.com/2008/04/premio-calidez.html

Besos

Anónimo dijo...

Pues es muy hermoso repasar tu vida justo en el instante último,antes de perderla, y sentire orgulloso de cómo la has vivido.Tu protagonista seguro que fue un hombre íntego,honesto, y ese es suficiente motivo para morir orgulloso y satisfecho.

Besos para los dos.

Alicia dijo...

Precioso relato, me ha encantado. Nos vemos, un beso.

Jorgelina Mandarina dijo...

Me has dejado sin palabras...

Tenia tiempo sin pasar en este paraiso de palabras azules, y cuanto me arrepiento de no haberme echo de un tiempito para escapar con tus palabras...

Muchos abrazos amigo!

Mandarina azul dijo...

Yo mismo, con cuánto cariño has vestido de rojo, por un día, tu rincón azul...
Gracias, me toca muy adentro este relato. :)

 
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