4.12.07

la radio

acostumbraba a dormir con la radio encendida, siempre se imbuía en el océano del sueño antes de poder apagarla. era como la canción de cuna que oía cuando era un bebé o como el libro con el que su padre le leía cada noche, como las novelas de allan poe cuando era ya un adolescente... nunca había podido dormirse así, sin más.

aquella noche habían anunciado un nuevo programa en su emisora preferida. de súbito la música jazz que había sonado durante un rato cesó y un extraño ruido le hizo dar un respingo. era un sonido agudo pero no sonaba bien, como si hubiera interferencias. cada vez se hacía más insoportable, no podía escucharlo más, estaba a punto de apagar la radio... paró.

una voz surgió entonces de la nada, una voz extraña, grave pero dulce a la vez, tenía un ligero acento sudamericano, era un hombre, un hombre que hablaba no sabía muy bien de qué. se oía una música de fondo, pero lo suficientemente bajito para no entorpecer la narración de aquel nuevo personaje, era música de ópera.

el sonido estridente la había exaltado un poco, pero ahora volvía a relajarse. cerró los ojos y se sumió en un terremoto de sensaciones. aquella voz la hipnotizaba, la hacía viajar en el tiempo y en el espacio, la lanzaba en un torbellino de colores e imágenes que nunca había experimentado. esa voz se introducía en su cuerpo, erizaba su piel, se apoderaba de su alma y removía sus extremidades entre las sábanas.

una fuerza extraña se hacía con ella mientras la música de ópera se hacía cada vez más evidente en la emisora, y aquel hombre misterioso deslizaba su voz por las ondas hasta su habitación. susurraba historias que ahora sí entendía, que ahora llenaban su cuerpo y su mente, que la hacían sentir distinta, mientras la soprano elevaba su tono y ella ya no controlaba sus sensaciones. cada vez era más extraño y más envolvente, cada vez se hacía más difícil escapar...

de pronto nada se oyó. la voz sugerente se había apagado. ella respiró hondo sin saber aún muy bien qué había pasado, respiró y durmió como hacía mucho que no dormía.

6 comentarios:

Castigadora dijo...

Sabes como mantener la tensión en la narración realmente un relato muy distinto. Me gusta la invasión que describes de su cuerpo, invasión que no puede controlar por eso se inicia y se para sin que su opinión cuente, Me encantó

Besos!!

Anónimo dijo...

Muy chulo el relato. Me ha gustado mucho.

Saludetes

Aprendiza de risas dijo...

¿Nunca pones mayúsculas? Me ha llamado la atención...
Es una froma de escribir, lo sé. Mira: yo sólo escribo sin mayúscula mi nombre cuando firmo, ¡qué cosas!

Besos y me alegro de que vinieras a mi casita. Pasaré de nuevo por aquí,

Anónimo dijo...

a mi tambien me gusta dormirme escuhando musica suabe,pero lo que mas me gusta es despertarme con ella.
ahora he cambiado la musica de la radio por otra aun mejor,la del llanto de laura queriendo dormir por la noche y la de la risa por la mañana cuando se pasa sola a mi cama,eso es inigualable

A parte de eso quiero decirte que es una aventura leerte,lo haces de tal manera que me meto dentro del escrito,yo soy la protagonista y esta vez has conseguido que escuche la opera.
Enhorabuena,besos y disfrutad del puente

Anónimo dijo...

Yo tuve que dejar de dormirme con la radio. Me despertaba de madrugada con los cascos puestos y oyendo no se qué.
Y había veces que mis sueños se entemezclaban con el argumento del programa.
Saludos.

Anónimo dijo...

Yo necesito la radio para conciliar el sueño y la necesito para levantarme más o menos informada de lo que pasa par el mundo. Es una compañera casi tan estupenda como tú.Besos.

 
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